A Journey | Un Viaje

St. Isidore
Acts 18:23-28; John 16:23b-28

Living as a disciple or minister of the Lord is a journey, not a destination. There is always something more we can learn, always an opportunity for deeper understanding.

I have been reading and preaching on the same biblical texts for more than 25 years, but I never fail to find something new in them, if for no other reasons than I and our world are a little different each time I read and reflect on them. Commentaries, courses, articles, and conversations bring new ideas and new lenses for insight.

As Apollos found with Priscilla and Aquila, I have been blessed with people who were able to explain and exemplify the way of God more clearly. They have ranged from the many great scholars and pastoral ministers who taught me at Catholic Theological Union to a postal worker who taught me about the virtues of tithing when she put her $60 check in each Sunday collection.

St. Isidore and his wife, St. Maria, also remind us that not all teaching and learning is done through words. They were simple farm laborers with little formal education. But they learned and taught through how they lived and their devoted service to those who were even poorer than them. A good example still has its own lasting eloquence and impact.- jc

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San Isidro
Hechos 18:23-28; Juan 16:23b-28

Vivir como discípulo o ministro del Señor es un viaje, no un destino. Siempre hay algo más que podemos aprender, siempre hay una oportunidad para una comprensión más profunda.

Llevo más de 25 años leyendo y predicando sobre los mismos textos bíblicos, pero nunca dejo de encontrar algo nuevo en ellos, aunque sólo sea porque yo y nuestro mundo somos un poco diferentes cada vez que los leo y reflexiono sobre ellos. Los comentarios, los cursos, los artículos y las conversaciones aportan nuevas ideas y nuevos puntos de vista.

Al igual que Apolos encontró con Priscila y Aquila, he sido bendecido con personas que han sido capaces de explicar y ejemplificar el camino de Dios con mayor claridad. Han sido desde los muchos grandes eruditos y ministros de pastoral que me enseñaron en la Unión Teológica Católica hasta una empleada de correos que me enseñó las virtudes del diezmo cuando ponía su cheque de 60 dólares en la colecta de cada domingo.

San Isidro y su esposa, Santa María, también nos recuerdan que no toda la enseñanza y el aprendizaje se hace con palabras. Eran simples trabajadores agrícolas con poca educación formal. Pero aprendieron y enseñaron a través de su forma de vivir y de su abnegado servicio a los que eran aún más pobres que ellos. Un buen ejemplo sigue teniendo su propia elocuencia e impacto duradero. - jc