Authority Issues | Problemas de Autoridad

Wednesday of the 20th Week in Ordinary Time
Judges 9:6-15; Matthew 20:1-6

“He has authority issues.”

It’s a phrase we commonly use in religious life to describe a brother who seems to be in an almost constant state of conflict with his guardian, provincial minister, bishop, formator, ministry supervisor—anyone who holds a position of leadership and to whom he must be accountable.

When it comes to God, an ancient truth is that we all have “authority issues.” That’s the nature of sin, including the original sin of Adam and Eve’s disobedience to God, his call, and his commands. Today’s readings recall two ways that we can resist or reject God’s authority over us.

Our first reading features a story of how God’s people desire an earthly ruler rather than allowing God to reign in their lives. A buckthorn is an invasive species of plant that crowds out others and depletes the resources needed by all. In a similar way, earthly kings have often done the same with their people. I recently heard a podcast in which some professors of religion and public life described how politics has become a form of secular religion for some people, complete with its own rituals, gods, prophets, Manichean worldview, rules, sanctions, etc.

In our gospel reading, we encounter another way in which we challenge God’s authority: thinking that our conceptions of justice, compassion, and mercy are better than God’s.  We like to think that we live in a meritocracy, where an individual’s hard and steady work is commensurately rewarded by the market. Life tells us otherwise, and in any case, the good that we receive from God is not a matter of our merit but rather God’s grace and mercy.

We pray for the wisdom and humility to place our faith in God’s authority over our lives. - jc 

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Miércoles de la 20ª semana del tiempo ordinario
Jueces 9,6-15; Mateo 20,1-6

"Tiene problemas de autoridad".

Es una frase que usamos comúnmente en la vida religiosa para describir a un hermano que parece estar en un estado de conflicto casi constante con su tutor, ministro provincial, obispo, formador, supervisor del ministerio -cualquier persona que tenga una posición de liderazgo y a la que deba rendir cuentas.

Cuando se trata de Dios, una antigua verdad es que todos tenemos "problemas de autoridad". Esa es la naturaleza del pecado, incluido el pecado original de la desobediencia de Adán y Eva a Dios, su llamada y sus mandatos. Las lecturas de hoy recuerdan dos formas en las que podemos resistir o rechazar la autoridad de Dios sobre nosotros.

Nuestra primera lectura presenta una historia de cómo el pueblo de Dios desea un gobernante terrenal en lugar de permitir que Dios reine en sus vidas. El espino cerval es una especie de planta invasora que desplaza a otras y agota los recursos que todos necesitan. De manera similar, los reyes terrenales a menudo han hecho lo mismo con su pueblo. Hace poco escuché un podcast en el que algunos profesores de religión y vida pública describían cómo la política se ha convertido en una forma de religión secular para algunas personas, completa con sus propios rituales, dioses, profetas, cosmovisión maniquea, reglas, sanciones, etc.

En nuestra lectura del Evangelio, encontramos otra forma de desafiar la autoridad de Dios: pensar que nuestros conceptos de justicia, compasión y misericordia son mejores que los de Dios. Nos gusta pensar que vivimos en una meritocracia, donde el trabajo duro y constante de un individuo es recompensado proporcionalmente por el mercado.  La vida nos dice lo contrario, y en cualquier caso, el bien que recibimos de Dios no es cuestión de nuestro mérito, sino de la gracia y la misericordia de Dios.

Pedimos sabiduría y humildad para depositar nuestra fe en la autoridad de Dios sobre nuestras vidas. - jc