Be quiet! Come out of him! | ¡Silencio! ¡Sal de él!

Tuesday of the 1st Week in Ordinary Time

Hebrews 2:5-12; Mark 1:21-28

Over the centuries, the Church has developed a rather long and involved Rite of Exorcism.  It was most recently updated and confirmed by the Holy See in 2016 and is today by those priests who are trained and qualified to perform exorcisms.  While it is sometimes the subject of curiosity and sensationalism, exorcism and other forms of spiritual deliverance are still an important part of the Church’s ministry to liberate and heal those who are troubled, obsessed, oppressed, or possessed by the forces of the evil one.

Jesus didn’t need a ritual to deliver the man with an evil spirit who confronted him in the synagogue. He needed only six words.  As the astounded observers noted, it was a sign of his special authority. What they did not understand fully was the nature of that authority: Jesus was the Messiah, the Son of God.

The author of the Letter to the Hebrews noted another source of Jesus’ authority: his great compassion and humility revealed in the mystery of the Incarnation we celebrate at Christmas.  He came to deliver us all from the grip of evil and death.  We give thanks for that gift. jc

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Martes de la primera semana en tiempo ordinario

Hebreos 2:5-12; Marcos 1:21-28

A lo largo de los siglos, la Iglesia ha desarrollado un largo e involucrado Rito de Exorcismo.  Fue actualizado y confirmado más recientemente por la Santa Sede en 2016 y es hoy en día por los sacerdotes que están entrenados y calificados para realizar exorcismos.  Aunque a veces es objeto de curiosidad y sensacionalismo, el exorcismo y otras formas de liberación espiritual siguen siendo una parte importante del ministerio de la Iglesia para liberar y curar a aquellos que están preocupados, obsesionados, oprimidos o poseídos por las fuerzas del mal.

Jesús no necesitaba un ritual para liberar al hombre con un espíritu maligno que se enfrentaba a él en la sinagoga. Sólo necesitaba seis palabras.  Como los asombrados observadores observaron, era una señal de su especial autoridad. Lo que no entendieron completamente fue la naturaleza de esa autoridad: Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios.

El autor de la Carta a los Hebreos señaló otra fuente de autoridad de Jesús: su gran compasión y humildad revelada en el misterio de la Encarnación que celebramos en Navidad.  Vino a liberarnos a todos de las garras del mal y de la muerte.  Damos gracias por ese regalo. jc