Christians | Cristianos

Tuesday of the 4th Week of Easter
Acts 11:19-26; John 10:22-30

Today’s first reading concludes with a significant milestone in the early history of the church: “it was in Antioch that the disciples were first called Christians.” It also invites us to ask ourselves whether people in our own communities would recognize us as disciples of Jesus, as Christians.

Barnabas would certainly be recognized. His very name meant “son of encouragement.” His visit to the church in Antioch demonstrated that he was worthy of the name. Filled with the Holy Spirit and faith, he was able to see the grace of God already at work in them. He not only rejoiced in what he witnessed, he also encouraged them to stay faithful to the Lord.

When people mention the word “Christian” today, it is too often with contempt, sorrow, or a dismissive wave. Sometimes it’s because people don’t or won’t accept the teachings of Christ. But too often it’s because they find the followers of Christ to be the opposite of Barnabas: sons and daughter of discouragement—discriminatory, angry, rigid, more ready to condemn than listen, more ready to point out sin than to see the grace of God already at work.

We are called to proclaim the gospel and Jesus as the Way, the Truth, and the Life (John 14:6). Barnabas challenges us to do it in ways that invite people to become part of the Lord’s flock, not drive them away. jc

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Martes de la 4ª semana de Pascua
Hechos 11:19-26; Juan 10:22-30

La primera lectura de hoy concluye con un hito importante en la historia temprana de la Iglesia: "fue en Antioquía donde los discípulos se llamaron por primera vez cristianos". También nos invita a preguntarnos si la gente de nuestras propias comunidades nos reconocería como discípulos de Jesús, como cristianos.

A Bernabé sí lo reconocerían. Su propio nombre significaba "hijo del estímulo". Su visita a la iglesia de Antioquía demostró que era digno de ese nombre. Lleno del Espíritu Santo y de fe, fue capaz de ver la gracia de Dios que ya estaba actuando en ellos. No sólo se alegró de lo que presenció, sino que les animó a seguir siendo fieles al Señor. 

Hoy en día, cuando la gente menciona la palabra "cristiano", lo hace con demasiada frecuencia con desprecio, pena o un gesto despectivo. A veces es porque la gente no acepta o no quiere aceptar las enseñanzas de Cristo. Pero con demasiada frecuencia es porque encuentran que los seguidores de Cristo son lo contrario de Bernabé: hijos del desaliento -discriminatorios, enojados, rígidos, más dispuestos a condenar que a escuchar, más dispuestos a señalar el pecado que a ver la gracia de Dios que ya está actuando.

Estamos llamados a proclamar el Evangelio y a Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6). Bernabé nos desafía a que lo hagamos de forma que invitemos a la gente a formar parte del rebaño del Señor, no a que la alejemos. jc