Demons and Evil Spirits | Demonios y Espíritus Malignos

Friday of the 27th Week in Ordinary Time
Joel 1:13-15, 2:1-2; Luke 11:15-26

Today’s readings may make you think twice about getting out of bed in the morning. The prophet Joel warns of the impending day of the Lord, “a day of darkness and gloom, a day of clouds and somberness,” a day of lamentation and woe for Israel.

Jesus and his opponents in the crowd discuss something else we’d rather avoid: demons or evil spirits, and the ways that they can oppress and possess people. A venerable friar told us in high school that the first trick of the devil is to convince people that he doesn’t exist. Yet there’s ample evidence in our world of a power of personal evil that defies scientific or natural explanation. You only need to scan the headlines.

As we move more fully into autumn in this part of the world, nature reminds us of the realities of darkness, coldness, and death. We need to pay attention to these signs and, with God’s grace, be prepared to deal with them, whether we encounter them in the natural or the supernatural plane. - jc

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Viernes de la 27ª semana del tiempo ordinario
Joel 1,13-15, 2,1-2; Lucas 11,15-26

Las lecturas de hoy pueden hacer que te pienses dos veces el levantarte de la cama por la mañana. El profeta Joel advierte del inminente día del Señor, "un día de tinieblas y de oscuridad, un día de nubes y de sombrío", un día de lamentación y de aflicción para Israel.

Jesús y sus oponentes en la multitud discuten algo más que preferimos evitar: los demonios o espíritus malignos, y las formas en que pueden oprimir y poseer a las personas. Un venerable fraile nos dijo en la escuela secundaria que el primer truco del diablo es convencer a la gente de que no existe. Sin embargo, hay muchas pruebas en nuestro mundo de un poder de maldad personal que desafía la explicación científica o natural. Basta con echar un vistazo a los titulares.

A medida que nos adentramos más en el otoño en esta parte del mundo, la naturaleza nos recuerda las realidades de la oscuridad, el frío y la muerte. Debemos prestar atención a estos signos y, con la gracia de Dios, estar preparados para afrontarlos, tanto si los encontramos en el plano natural como en el sobrenatural. - jc