Endemic Disease | Enfermedad Endémica

Monday of the 32nd Week in Ordinary Time
Wisdom 1:1-7; Luke 17:1-6

We are nearing two years in the world’s battle against Covid-19. Many scientists and public health officials urge that we start to consider Covid-19 as an endemic as well as pandemic disease, like the flu. Because we cannot eradicate it, we will need to learn how to live with it. That means a renewed focus on prevention through practices like vaccination and wearing masks where necessary as well as treatment using various medications, quarantine, and hospitalization.

Sin is an endemic spiritual disease. It is found everywhere and is part of our human condition. But today’s scripture readings point out that we can prevent it by seeking God’s will, praying for the guidance of the Holy Spirit, and desiring and seeking wisdom. Reading the Bible, regularly receiving the Eucharist, and spiritual disciplines like fasting are also necessary.

We can also treat sin through an ongoing commitment to conversion and regularly receiving the Sacrament of Penance. Confession, contrition, penance, absolution, and satisfaction are all parts of this spiritual therapy. Giving and receiving forgiveness help heal us, too.

We will never reach “herd immunity” from sin in this world. But God has given us many ways to prevent serious spiritual and moral illness, limit infection, and protect others as well as ourselves from the worst consequences. - jc

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Lunes de la 32ª semana del tiempo ordinario
Sabiduría 1,1-7; Lucas 17,1-6

Nos acercamos a los dos años de la batalla mundial contra el Covid-19. Muchos científicos y funcionarios de salud pública instan a que empecemos a considerar el Covid-19 como una enfermedad endémica y pandémica, como la gripe. Como no podemos erradicarla, tendremos que aprender a vivir con ella. Eso significa un enfoque renovado en la prevención a través de prácticas como la vacunación y el uso de máscaras cuando sea necesario, así como el tratamiento con diversos medicamentos, la cuarentena y la hospitalización.

El pecado es una enfermedad espiritual endémica. Se encuentra en todas partes y forma parte de nuestra condición humana. Pero las lecturas de la Escritura de hoy señalan que podemos prevenirlo buscando la voluntad de Dios, orando por la guía del Espíritu Santo y deseando y buscando la sabiduría. También son necesarias la lectura de la Biblia, la recepción regular de la Eucaristía y disciplinas espirituales como el ayuno.

También podemos tratar el pecado mediante un compromiso continuo de conversión y recibiendo regularmente el Sacramento de la Penitencia. La confesión, la contrición, la penitencia, la absolución y la satisfacción son partes de esta terapia espiritual. Dar y recibir el perdón también ayuda a curarnos.

Nunca alcanzaremos la "inmunidad de rebaño" contra el pecado en este mundo. Pero Dios nos ha dado muchas maneras de prevenir las enfermedades espirituales y morales graves, limitar la infección y proteger a los demás y a nosotros mismos de las peores consecuencias. - jc