Fire and Lye | Fuego y Lejía

St. John Kanty
Malachi 3:1-4, 23-24; Luke 1:57-66

A refiner’s fire. A fuller’s lye. The prophet Malachi uses these images to describe God’s coming messenger and his purifying message of personal conversion and communal reform.

John the Baptist was that messenger. The circumstances surrounding his conception and birth were anything but conventional: an angel’s announcement, his father Zechariah’s speechlessness, and his mother Elizabeth’s becoming pregnant long after she or anyone else believe it possible. Today’s gospel reading completes this chapter in his story.

John, whose name means, “God is gracious,” is given that name contrary to the prevailing custom and expectations. It was so unconventional that those around his parents wouldn’t believe it until Zechariah and Elizabeth insisted on it.

Fire and lye burn. They make us uncomfortable. We fear them, even as we appreciate and need their refining power. It is the same with our prophets, no matter how unconventional they seem. - jc

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San Juan Kanty
Malaquías 3: 1-4, 23-24; Lucas 1: 57-66

El fuego de un refinador. Lejía de un batidor. El profeta Malaquías usa estas imágenes para describir la venida del mensajero de Dios y su mensaje purificador de conversión personal y reforma comunitaria.

Juan el Bautista fue ese mensajero. Las circunstancias que rodearon su concepción y nacimiento fueron todo menos convencionales: el anuncio de un ángel, la falta de habla de su padre Zacarías y el embarazo de su madre Isabel mucho después de que ella o cualquier otra persona lo creyera posible. La lectura del evangelio de hoy completa este capítulo de su historia.

A Juan, cuyo nombre significa "Dios es misericordioso", se le da ese nombre en contra de la costumbre y las expectativas predominantes. Era tan poco convencional que quienes rodeaban a sus padres no lo creían hasta que Zacarías y Elizabeth insistieron en ello.

El fuego y la lejía se queman. Nos hacen sentir incómodos. Les tememos, incluso cuando apreciamos y necesitamos su poder refinador. Lo mismo ocurre con nuestros profetas, por poco convencionales que parezcan. - jc