Follow Your Passion | Sigue tu Pasión

St. Peter Canisius (+1597)
Song of Songs 2:8-14; Luke 1:39-45

We’re often told, “Follow your passion.” The assumption is that doing so will make us happier and our work more fulfilling. The hope is that it will lead us to invest more of ourselves into our work, cause, or project.

But passion is more than motivation for production, consumption, or self-actualization. It’s the gift of myself to someone or something beyond me. We speak of Jesus’ final hours—his trial, torture, and execution—as his passion and our Passover. He surrendered himself completely in love for our salvation.

We cannot separate his passion at the end of his life from his passion at the beginning, when he became one with us in the mystery of the Incarnation. His passion was more powerful than the human love vividly described in our first reading, which has been used as a metaphor for the love between God and the church. It touches our souls as well as our minds and bodies.

Mary and Elizabeth, two women miraculously pregnant through God’s grace, felt that passion. It lived and moved in them. It led them to praise God in wonder, awe, humility, and gratitude. It led St. Peter Canisius, a 16th century Jesuit, to produce a catechism that was printed in 55 editions and 9 languages. He is remembered today as the Second Apostle of Germany, after St. Boniface.

We don’t need to find our passion. He has found us. Let us prepare to welcome him. - jc 

----------------------------------------------------------------------------------------

San Pedro Canisio (+1597)
Cantar de los Cantares 2,8-14; Lucas 1,39-45

A menudo se nos dice: "Sigue tu pasión". Se supone que al hacerlo seremos más felices y nuestro trabajo será más satisfactorio. La esperanza es que nos llevará a invertir más de nosotros mismos en nuestro trabajo, causa o proyecto.

Pero la pasión es más que una motivación para la producción, el consumo o la autorrealización. Es la entrega de mí mismo a alguien o a algo más allá de mí. Hablamos de las últimas horas de Jesús -su juicio, tortura y ejecución- como su pasión y nuestra Pascua. Se entregó completamente por amor a nuestra salvación.

No podemos separar su pasión al final de su vida de su pasión al principio, cuando se hizo uno con nosotros en el misterio de la Encarnación. Su pasión fue más poderosa que el amor humano descrito vívidamente en nuestra primera lectura, que se ha utilizado como metáfora del amor entre Dios y la Iglesia. Toca nuestras almas, así como nuestras mentes y cuerpos.

María e Isabel, dos mujeres milagrosamente embarazadas por la gracia de Dios, sintieron esa pasión. Vivía y se movía en ellas. Las llevó a alabar a Dios con admiración, asombro, humildad y gratitud. Llevó a San Pedro Canisio, un jesuita del siglo XVI, a elaborar un catecismo que se imprimió en 55 ediciones y 9 idiomas. Hoy se le recuerda como el segundo apóstol de Alemania, después de San Bonifacio.

No necesitamos encontrar nuestra pasión. Él nos ha encontrado a nosotros. Preparémonos para acogerlo. - jc