Guardian Angels | Ángeles Guardianes
The Holy Guardian Angels
Exodus 23:20-23; Matthew 18:1-5, 10
I still pray almost every night to my guardian angel: “Angel of God, my guardian dear, to whom God’s love commits me here…” I often join it with this prayer: “Now I lay me down to sleep, I pray the Lord my soul to keep…” I’m sure that more than a few readers would be able to complete one or both of those prayers.
I’m sometimes amazed and perhaps a little embarrassed that I still rely on these two prayers of my childhood. We often prayed them with my dad, kneeling at the bedside before he tucked us in for the night.
The staying power of these prayers, despite many years of theological education and spiritual formation, is due to something more than mere nostalgia. They are testaments to how often in my life I have been guided and protected from temptation and my most formidable human foe: myself. There are countless times when some force more powerful than me has kept me from doing or saying something I would later regret.
Angels have historically been understood as God’s messengers and servants. In some Old Testament passages, angels and God appear almost interchangeably. That reflects not only their intimacy but also the mystery of divine love. God always desires the best for his children. May we heed the invitation of Jesus to put our trust in God’s love. - jc
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Los Santos Ángeles Custodios
Éxodo 23:20-23; Mateo 18:1-5, 10
Todavía rezo casi todas las noches a mi ángel de la guarda: «Ángel de Dios, mi querido guardián, a quien el amor de Dios me encomienda aquí...». A menudo la uno a esta oración «Ahora que me acuesto a dormir, ruego al Señor que guarde mi alma...». Estoy seguro de que más de un lector sería capaz de completar una o ambas oraciones.
A veces me asombra, y quizá me avergüence un poco, que todavía recurra a estas dos oraciones de mi infancia. Las rezábamos a menudo con mi padre, arrodillados junto a la cama, antes de que nos arropase por la noche.
El poder de estas oraciones, a pesar de muchos años de educación teológica y formación espiritual, se debe a algo más que a la mera nostalgia. Son testimonios de cuántas veces en mi vida he sido guiado y protegido de la tentación y de mi enemigo humano más formidable: yo mismo. Son innumerables las veces en que una fuerza más poderosa que yo me ha impedido hacer o decir algo de lo que luego me arrepentiría.
Históricamente se ha entendido a los ángeles como mensajeros y servidores de Dios. En algunos pasajes del Antiguo Testamento, ángeles y Dios aparecen casi indistintamente. Ello refleja no sólo su intimidad, sino también el misterio del amor divino. Dios siempre desea lo mejor para sus hijos. Que escuchemos la invitación de Jesús a poner nuestra confianza en el amor de Dios. - jc
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