He must increase; I must decrease | Él debe aumentar; yo debo disminuir

Saturday After Epiphany

1 John 5:14-21; John 3:22-30

John the Baptist spoke those words as Jesus had started preaching and baptizing.  This alarmed some of John’s disciples, who saw it as a spiritual competition or popularity contest.

But John knew better.  He never lost sight of his role as the herald of the Christ, the opening act and not the main attraction.  In addition, he accepted his role with joy rather than resignation or resentment that he was not God’s Chosen One.

That kind of humility and realism do not always come easily.  Our culture, enabled by social media, encourages us to be stars and influencers.  If we can monetize or leverage that popularity, all the better. That kind of affirmation or adulation can be intoxicating and addictive.  We sometimes see it even in the church and her ministers.

St. John the Baptist reminds us that we are servants of the Master, the earthen vessels that hold the water of life and who are called to pour it out for others, the clay that must be formed into what the Potter needs.

Whoever we are, whatever we do, the Lord must increase; and we must decrease. jc

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9 de enero de 2021

Sábado después de la Epifanía

1 Juan 5:14-21; Juan 3:22-30

"Él debe aumentar; yo debo disminuir."

Juan el Bautista dijo esas palabras cuando Jesús comenzó a predicar y a bautizar.  Esto alarmó a algunos de los discípulos de Juan, que lo vieron como una competencia espiritual o un concurso de popularidad.

Pero Juan sabía más.  Nunca perdió de vista su papel como heraldo de Cristo, el acto de apertura y no la atracción principal.  Además, aceptó su papel con alegría en lugar de resignación o resentimiento por no ser el Elegido de Dios.

Esa clase de humildad y realismo no siempre es fácil.  Nuestra cultura, habilitada por los medios sociales, nos anima a ser estrellas e influyentes.  Si podemos monetizar o aprovechar esa popularidad, tanto mejor. Ese tipo de afirmación o adulación puede ser embriagadora y adictiva.  A veces lo vemos incluso en la iglesia y sus ministros.

San Juan Bautista nos recuerda que somos siervos del Maestro, los vasos de tierra que contienen el agua de la vida y que están llamados a derramarla para los demás, la arcilla que debe ser formada en lo que el alfarero necesita.

Quienquiera que seamos, hagamos lo que hagamos, el Señor debe aumentar; y nosotros debemos disminuir. jc