Humility and Service | Humildad y Servicio

Tuesday of the 2nd of Lent
Isaiah 1:10, 16-20; Matthew 23:1-12

“Beware of the Ides of March.” That was the Soothsayer’s warning in Shakespeare’s classic drama Julius Caesar. It’s a story of rivalry, intrigue, betrayal, and violence—all the fruits of unbridled pride and ambition.

Jesus calls us to something different: greatness in humility and superiority in service. Citing the dissonance between the scribes’ and Pharisees’ words and actions, as well as their fondness for the trappings and privileges of office, Jesus tells the crowds to avoid their example.

Pope Francis has similarly warned the church today about the dangers of clericalism. In an address to Italian seminarians last year, he went as far as to call it “a perversion of the priesthood.” He sees it as a spiritual pathology that has infected the body of Christ.

Clericalism has also contributed to many forms of abuse and has compromised the church’s mission. The resulting scandals are calls for us to, in Isaiah’s words, “set things right” and be in deed as well as in word who God and the world need us to be. - jc

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Martes 2 de Cuaresma
Isaías 1:10, 16-20; Mateo 23:1-12

"Cuidado con los idus de marzo". Esa fue la advertencia del adivino en el drama clásico de Shakespeare Julio César. Es una historia de rivalidad, intriga, traición y violencia: todos los frutos del orgullo y la ambición desenfrenados.

Jesús nos llama a algo diferente: la grandeza en la humildad y la superioridad en el servicio. Citando la disonancia entre las palabras y las acciones de los escribas y fariseos, así como su afición a los adornos y privilegios del cargo, Jesús dice a las multitudes que eviten su ejemplo.

El Papa Francisco también ha advertido a la Iglesia actual sobre los peligros del clericalismo. En un discurso a los seminaristas italianos el año pasado, llegó a llamarlo "una perversión del sacerdocio". Lo considera una patología espiritual que ha infectado al cuerpo de Cristo.

El clericalismo también ha contribuido a muchas formas de abuso y ha comprometido la misión de la Iglesia. Los escándalos resultantes son llamadas para que, en palabras de Isaías, "arreglemos las cosas" y seamos, tanto de obra como de palabra, lo que Dios y el mundo necesitan que seamos. - jc