Learning from the Samaritans | Aprendiendo de los Samaritanos

St. Martin of Tours, Bishop
Titus 3:1-7; Luke 17:11-19

In the gospels, Jesus seems to have an affinity for Samaritans. In John 4, he encounters a Samaritan woman at Jacob’s well, and she is transformed into an evangelist. This passage also reveals some of the prevailing prejudice against the Samaritans, who were considered heretical and ethnically impure by many Jews.


In yesterday's gospel reading (one we will revisit in the Mass on Thanksgiving Day), Jesus notes that of ten lepers who are healed it is a Samaritan alone who returns to thank and praise God. Earlier (Luke 10:29-37), the Lord tells a parable in which a Samaritan, not a priest or Levite, demonstrates God’s compassion and mercy and reveals what it means to love our neighbor.


We live in a nation and at a time when we are tempted to “Samaritanize” and then marginalize or dismiss those who don’t look, think, pray, or vote like us. That is not the way of Jesus. If we remember that those with whom we have differences are also children of God and our brothers and sisters, if we are willing to take time to listen to them and their experiences, we may also find that we have more in common than we thought. Like the Samaritans of Jesus’ day, they may even be able to teach us something we didn’t expect.

***
San Martín de Tours, Obispo
Tito 3:1-7; Lucas 17:11-19

En los evangelios, Jesús parece tener una afinidad con los samaritanos. En Juan 4, se encuentra con una mujer samaritana en el pozo de Jacob, y se transforma en un evangelista. Este pasaje también revela algunos de los prejuicios prevalecientes contra los samaritanos, que eran considerados heréticos y étnicamente impuros por muchos judíos.


En la lectura del evangelio de hoy (una que volveremos a visitar en la misa del día de acción de gracias), Jesús señala que de diez leprosos que son curados es un samaritano solo que regresa para agradecer y alabar a Dios. Anteriormente (Lucas 10:29-37), el Señor cuenta una parábola en la que un samaritano, no un sacerdote o un levita, demuestra la compasión y la misericordia de Dios y revela lo que significa amar a nuestro prójimo.


Vivimos en una nación y en una época en la que estamos tentados de "Samaritanizar" y luego marginar o despedir a aquellos que no se ven, piensan, rezan o votan como nosotros. Ese no es el camino de Jesús. Si recordamos que aquellos con los que tenemos diferencias son también hijos de Dios y nuestros hermanos y hermanas, si estamos dispuestos a tomarnos un tiempo para escucharlos a ellos y a sus experiencias, también podemos encontrar que tenemos más en común de lo que pensábamos. Como los samaritanos de la época de Jesús, pueden incluso ser capaces de enseñarnos algo que no esperábamos.

- Capuchin Friar John Celichowski, OFM Cap.