Making a Home | Hacer un Hogar

Christmas Eve (Mass in the Morning)
2 Samuel 7:1-5. 8b-12, 14-16; Luke 1:67-79

I’ve lived in nearly 25 places—houses, rectories, friaries, monasteries, and apartments—over the years. The one I feel most connected to is my childhood home on the East Side of Milwaukee. Even now, I will often drive or jog by the house when I am in town. I lived there for 12 years, more than I’ve lived anywhere else. It is a place of many memories, most but not all of them happy.

But the thing that connects me to this home as much as anything is that it was a gift. My Great Grandma Nell gave it to my parents as a (very generous) wedding gift.

God, in an act of far greater graciousness, made a covenant with Israel and build a house for them through David. In time one of David’s descendants, Jesus, expanded that house to enable all who were willing to live in covenant with him as disciples to find a home there.

In the coming days, we will celebrate a profound mystery: how God in love chose not only this world for his house but made a home for himself in our humanity. - jc

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Nochebuena (Misa de la mañana)
2 Samuel 7,1-5. 8b-12, 14-16; Lucas 1,67-79

A lo largo de los años he vivido en casi 25 lugares -casas, rectorados, conventos, monasterios y apartamentos-. El lugar al que me siento más unido es la casa de mi infancia en el lado este de Milwaukee. Incluso ahora, cuando estoy en la ciudad, paso a menudo por esa casa en coche o mientras corriendo. Viví allí durante 12 años, más de los que he vivido en cualquier otro lugar. Es un lugar con muchos recuerdos, la mayoría de ellos, aunque no todos, felices.

Pero lo que más me une a esta casa es que fue un regalo. Mi bisabuela Nell se la regaló a mis padres como un (muy generoso) regalo de bodas.

Dios, en un acto de gracia mucho mayor, hizo un pacto con Israel y construyó una para ellos a través de David. Con el tiempo, uno de los descendientes de David, Jesús, amplió esa casa para que todos los que estuvieran dispuestos a vivir en alianza con él como discípulos pudieran encontrar un hogar allí.

En los próximos días, celebraremos un profundo misterio: cómo Dios, en su amor, eligió no sólo este mundo para su casa, sino que hizo un hogar para sí mismo en nuestra humanidad. - jc