Ministers | Ministros

Thursday of the 11th Week in Ordinary Time
2 Corinthians 11:1-11; Matthew 6:7-15

Ministry by its nature is a personal business. Ministers encounter people in the whole spectrum of life—the good and the bad, the joyful and the sorrowful, the extraordinary and the mundane. Good ministers give all of themselves to serve God and God’s people.

But as St. Paul demonstrates in today’s first reading, ministers never stop being human.  We experience the full array of human emotions as we carry out our work and navigate our various relationships, both “on the job” and elsewhere, including at home. The insecurity, frustration, and jealousy that Paul experienced are as real to us as the confidence, serenity, and communion we also experience.

Our relationships with each other and those we serve rise and fall with our relationship with God. The famous and timeless prayer that Jesus gave to us reflects our intimacy with God, our reverence for God, and our reliance on God’s providence and mercy. Our effectiveness as ministers to people is also a reflection of God’s ministry to us. For that, we give thanks. - jc

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Jueves de la 11ª semana del tiempo ordinario
2 Corintios 11,1-11; Mateo 6,7-15

El ministerio, por su naturaleza, es un asunto personal. Los ministros se encuentran con personas en todo el espectro de la vida: lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, lo extraordinario y lo mundano. Los buenos ministros dan todo de sí mismos para servir a Dios y al pueblo de Dios.

Pero, como demuestra San Pablo en la primera lectura de hoy, los ministros nunca dejan de ser humanos. Experimentamos toda la gama de emociones humanas mientras realizamos nuestro trabajo y nos desenvolvemos en nuestras diversas relaciones, tanto "en el trabajo" como en otros lugares, incluido el hogar. La inseguridad, la frustración y los celos que experimentó Pablo son tan reales para nosotros como la confianza, la serenidad y la comunión que también experimentamos.

Nuestras relaciones con los demás y con aquellos a los que servimos suben y bajan con nuestra relación con Dios. La famosa e intemporal oración que Jesús nos dio refleja nuestra intimidad con Dios, nuestra reverencia por Dios y nuestra confianza en la providencia y la misericordia de Dios. Nuestra eficacia como ministros de la gente es también un reflejo del ministerio de Dios hacia nosotros. Por ello, damos gracias. - jc