Our Spiritual Condition | Nuestra Condición Espiritual

Wednesday of the 12th Week in Ordinary Time
Genesis 15:1-12, 17-18; Matthew 7:15-20

As formators here at the novitiate, we are given the task of evaluating a young man’s readiness for religious life. It is as sensitive as it is demanding. A vocation is very personal, but it is also something that needs to be tested for the good of the church. One of the principles we use is “The best predictor of future behavior is past behavior.” Jesus reminds us in today’s gospel reading that our spiritual condition is often revealed in the fruit of our words and actions.

Are we always consistent? No, we’re sinners. Are we capable of change? Yes, God is always calling us to deeper conversion and holiness. If we are open to it, we can always be cultivated, pruned, watered, and fertilized by God’s grace working through the breadth of our human experiences, including our failures.

Abraham’s faith was “credited to him as righteousness.” But as we see in today’s first reading, it didn’t stop him from asking God questions. It didn’t prevent him from having to go through a time of terrifying darkness. His faith would be tested in many ways.

We pray for the faith of Abraham, not so much because it will be credited to us as righteousness but so that it may be credited to God as another sign of God’s grace and mercy at work in the world. - jc 

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Miércoles de la XII semana del tiempo ordinario
Génesis 15, 1-12, 17-18; Mateo 7, 15-20

Como formadores aquí en el noviciado, se nos encomienda la tarea de evaluar la preparación de un joven para la vida religiosa.  Es una tarea tan delicada como exigente. La vocación es algo muy personal, pero también es algo que debe probarse por el bien de la Iglesia. Uno de los principios que utilizamos es "El mejor predictor del comportamiento futuro es el comportamiento pasado". Jesús nos recuerda en la lectura del Evangelio de hoy que nuestra condición espiritual se revela a menudo en el fruto de nuestras palabras y acciones.

¿Somos siempre coherentes? No, somos pecadores. ¿Somos capaces de cambiar? Sí, Dios siempre nos llama a una conversión y santidad más profundas. Si estamos abiertos a ello, siempre podemos ser cultivados, podados, regados y fertilizados por la gracia de Dios que actúa a través de la amplitud de nuestras experiencias humanas, incluyendo nuestros fracasos.

La fe de Abraham fue "acreditada como justicia". Pero, como vemos en la primera lectura de hoy, eso no le impidió hacer preguntas a Dios. No le impidió pasar por una época de oscuridad aterradora. Su fe sería puesta a prueba de muchas maneras.

Pedimos la fe de Abraham, no tanto porque se nos acredite como justicia, sino para que se le acredite a Dios como otro signo de la gracia y la misericordia de Dios en el mundo. - jc