Places to Call Home | Lugares para Llamar Hogar

Dedication of the Lateran Basilica
Ezekiel 47:1-2, 8-9, 12; 1 Corinthians 3:9-11; John 2:13-22

In the 18th century, more than 1400 years after the Lateran Basilica was first dedicated, Pope Clement XII had an inscription placed over the entrance. It was, of course, in Latin; and it proclaimed this massive cathedral the “mother and head of all churches of Rome and the world.”

Now under the patronage of St. John the Baptist, the Lateran Basilica continues to serve in that role. As the cathedral church of the Bishop of Rome, the Pope, it is a place that every Catholic from anywhere in the world can call home.

We all need places to call home. One of the timeless tasks of any disciple of Jesus is to make and be a church that more and more people can call home. At the same time, the Lord also asks us to make a home for him in our hearts.

Like the temple of Jerusalem in Jesus’ day, our hearts can become corrupted by preoccupations with worldly concerns. The things that impede our mission and communion with God and others need to be driven out. We pray for God’s mercy and the grace we need so that, like the temple in Ezekiel’s vision, the waters of the Spirit can flow through us and into our world. - jc

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Dedicación de la Basílica de Letrán
Ezequiel 47:1-2, 8-9, 12; 1 Corintios 3:9-11; Juan 2:13-22

En el siglo XVIII, más de 1400 años después de la dedicación de la Basílica de Letrán, el Papa Clemente XII hizo colocar una inscripción sobre la entrada. Estaba, por supuesto, en latín, y proclamaba a esta enorme catedral como "madre y cabeza de todas las iglesias de Roma y del mundo".

Ahora, bajo el patrocinio de San Juan Bautista, la Basílica de Letrán sigue desempeñando ese papel. Como iglesia catedral del Obispo de Roma, el Papa, es un lugar al que todo católico de cualquier parte del mundo puede llamar hogar.

Todos necesitamos lugares a los que llamar hogar. Una de las tareas eternas de cualquier discípulo de Jesús es hacer y ser una iglesia a la que cada vez más personas puedan llamar hogar. Al mismo tiempo, el Señor también nos pide que le hagamos un hogar en nuestros corazones.

Al igual que el templo de Jerusalén en tiempos de Jesús, nuestros corazones pueden corromperse por las preocupaciones mundanas. Las cosas que impiden nuestra misión y comunión con Dios y con los demás deben ser expulsadas. Pedimos la misericordia de Dios y la gracia que necesitamos para que, como en el templo de la visión de Ezequiel, las aguas del Espíritu puedan fluir a través de nosotros y en nuestro mundo. - jc

*Translation assistance provided by DeepL.