Plan of Redemption | Plan de Redención

Immaculate Conception of the Blessed Virgin Mary
Genesis 3:9-15, 20; Ephesians 1:3-6, 11-12; Luke 1:26-38

Today’s solemnity highlights the importance of choices and their consequences.

Our readings begin on a somber note, with the story of the Fall. God confronts Adam and Eve about their disobedience. Adam blames Eve for offering him the forbidden fruit, and she blames the serpent for tricking her into eating it. God punishes all three, and in the process puts perpetual enmity between their offspring. Our Catholic iconography reflects this in images in which the Blessed Virgin Mary crushes the head of a serpent.

Adam and Eve’s choice of disobedience to God had consequences for humanity. But God also had a plan for our redemption and chose a young woman in a small town called Nazareth to bring it to fulfillment, preparing her from the moment of her conception to be the mother of his Son.

In our gospel reading, Mary receives a visit from the angel Gabriel, who announces to her that God has selected her to be the mother of Jesus, Son of God and Son of David. She is astonished and scared, but she chooses to submit to God’s will. “Behold, I am the handmaid of the Lord,” she tells the angel, “May it be done to me according to your word.”

In choosing Mary to be the mother of his Son, God also reaffirmed the fundamental vocation that we all have to be vessels of God’s love and grace. As St. Paul reflects in his Letter to the Ephesians, God chose us to be holy, to be adopted as his children through Jesus, and “to exist for the praise of his glory.”

Even though we were not immaculately conceived, we have been dramatically redeemed. The singular grace that Mary received reflects and magnifies a blessing that we have all been given. Through her intercession, we pray that we receive it with her humility and use it with her generous love. - jc

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Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María
Génesis 3:9-15, 20; Efesios 1:3-6, 11-12; Lucas 1:26-38

La solemnidad de hoy pone de relieve la importancia de las elecciones y sus consecuencias.

Nuestras lecturas comienzan con una nota sombría, con la historia de la Caída. Dios se enfrenta a Adán y Eva por su desobediencia. Adán culpa a Eva por ofrecerle el fruto prohibido, y ella culpa a la serpiente por engañarla para que lo coma. Dios castiga a los tres, y en el proceso pone una enemistad perpetua entre sus descendientes. Nuestra iconografía católica lo refleja en imágenes en las que la Santísima Virgen María aplasta la cabeza de una serpiente.

La elección de Adán y Eva de desobedecer a Dios tuvo consecuencias para la humanidad. Pero Dios también tenía un plan para nuestra redención y eligió a una joven de un pequeño pueblo llamado Nazaret para llevarlo a cabo, preparándola desde el momento de su concepción para ser la madre de su Hijo.

En nuestra lectura del Evangelio, María recibe la visita del ángel Gabriel, que le anuncia que Dios la ha elegido para ser la madre de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de David. Ella está sorprendida y asustada, pero opta por someterse a la voluntad de Dios. "He aquí la esclava del Señor", le dice al ángel, "Hágase en mí según tu palabra".

Al elegir a María como madre de su Hijo, Dios reafirmó también la vocación fundamental que tenemos todos de ser vasos del amor y la gracia de Dios. Como reflexiona San Pablo en su Carta a los Efesios, Dios nos eligió para ser santos, para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesús, y "para existir para alabanza de su gloria."

Aunque no hayamos sido concebidos inmaculadamente, hemos sido redimidos de manera espectacular. La gracia singular que recibió María refleja y engrandece una bendición que nos ha sido concedida a todos. Por su intercesión, pedimos que la recibamos con su humildad y la utilicemos con su amor generoso. - jc