Popular Acclaim | Aclamación Popular

Monday of the 22nd Week in Ordinary Time
1 Thessalonians 4:13-18; Luke 4:16-18

Popular acclaim is a fickle and often fleeting thing. It can change quicky, and for a variety of reasons. A year ago, the Governor of New York was hailed by many for what appeared to be his compassionate, resolute, and effective leadership in dealing with a public health crisis in his state: the Covid-19 pandemic. Today, he is no longer in office, forced to resign in the face of scandals.

Jesus also had to contend with the fickle support of crowds, but for far different reasons. What he did and said sometimes scandalized and enraged people. In today’s gospel reading, he returns to the synagogue in Nazareth, his hometown. He reads and preaches, and people are amazed and inspired by his proclamation of Isaiah’s words of healing and liberation for God’s people. Living under the heavy hand of Roman rule, these are words they have longed to hear.

But some murmur. They think they know him and where he comes from. Then, when Jesus applies the scriptures and reminds everyone gathered of their own history, and how God’s goodness and mercy have often been extended to those they consider unworthy—foreigners and gentiles—the people turn against him. Their admiration quickly turns to murderous rage.

Political and popular winds will blow in different directions and intensities, and sometimes they will change quickly and radically. But God’s love and mercy, as well as the gospel of Jesus, will stay firm. - jc

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Lunes de la 22ª semana del tiempo ordinario
1 Tesalonicenses 4,13-18; Lucas 4,16-18

La aclamación popular es algo inconstante y a menudo fugaz. Puede cambiar rápidamente, y por diversas razones. Hace un año, el Gobernador de Nueva York fue aclamado por muchos por lo que parecía ser su liderazgo compasivo, decidido y eficaz a la hora de afrontar una crisis de salud pública en su estado: la pandemia del Covid-19. Hoy, ya no está en el cargo, obligado a dimitir ante los escándalos.

Jesús también tuvo que lidiar con el apoyo inconstante de las multitudes, pero por razones muy distintas. Lo que hacía y decía a veces escandalizaba y enfurecía a la gente. En la lectura del Evangelio de hoy, vuelve a la sinagoga de Nazaret, su ciudad natal. Lee y predica, y la gente se asombra y se inspira en su proclamación de las palabras de Isaías sobre la curación y la liberación del pueblo de Dios. Viviendo bajo la pesada mano de la dominación romana, estas son las palabras que anhelaban escuchar.

Pero algunos murmuran. Creen conocerlo y saber de dónde viene. Entonces, cuando Jesús aplica las escrituras y recuerda a todos los reunidos su propia historia, y cómo la bondad y la misericordia de Dios se han extendido a menudo a los que consideran indignos -extranjeros y gentiles-, la gente se vuelve contra él. Su admiración se convierte rápidamente en rabia asesina.

Los vientos políticos y populares soplan en diferentes direcciones e intensidades, y a veces cambian rápida y radicalmente. Pero el amor y la misericordia de Dios, así como el evangelio de Jesús, se mantendrán firmes. - jc