Secularization | Secularización

St. Damian De Veuster
Acts 16:11-15; John 15:26-16:4a

Public opinion polls here in the USA point to a continued trend of secularization. Fewer people say they believe in God. Fewer regularly participate in religious services. Fewer are members of houses of worship. Fewer trust religious institutions and leaders. These changes in belief and practice have many contributing factors. They range from growing materialism and consumerism to the Church’s self-inflicted wounds of sin, crime, and scandal.

Christianity, including Catholicism, is increasingly pushed toward the margins of our society. For those of us who love our faith and the Church, it’s not an easy process to watch. Knowledge of a respect for religion can no longer be presumed. Deference to religious leaders and institutions is no longer automatically granted. Hostility and indifference toward religious faith is more common.

While this may be painful, it can also be helpful. Sometimes we need to be shaken from our complacency to self-examination, humility, deeper reflection, conversion, and renewed commitment. St. John Newman wrote that “If we are intended for great ends, we are called to great hazards.” The Church in our country is in a time of great hazards, and the Covid-19 pandemic has in some ways intensified these challenges.  But the Lord has intended great ends for us. We pray for the gifts, including the capacity and will to change, as well as the sacrificial spirit of St. Damian, that will help us to realize those ends. jc 

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San Damián De Veuster
Hechos 16:11-15; Juan 15:26-16:4a

Las encuestas de opinión pública aquí en los Estados Unidos apuntan a una tendencia continua de secularización. Menos personas dicen creer en Dios. Menos personas participan regularmente en servicios religiosos. Menos miembros de casas de culto. Menos confían en las instituciones y líderes religiosos. Estos cambios en las creencias y prácticas tienen muchos factores que contribuyen a ello. Van desde el creciente materialismo y consumismo hasta las heridas autoinfligidas de la Iglesia por el pecado, el crimen y el escándalo.

El cristianismo, incluido el catolicismo, es empujado cada vez más hacia los márgenes de nuestra sociedad. Para los que amamos nuestra fe y a la Iglesia, no es un proceso fácil de ver.  Ya no se puede presumir de respeto a la religión. La deferencia hacia los líderes e instituciones religiosas ya no se concede automáticamente. La hostilidad y la indiferencia hacia la fe religiosa son más comunes.

Aunque esto puede ser doloroso, también puede ser útil. A veces es necesario sacudirnos de nuestra autocomplacencia para que nos autoexaminemos, seamos humildes, reflexionemos más profundamente, nos convirtamos y renovemos nuestro compromiso. San John Newman escribió que "Si estamos destinados a grandes fines, estamos llamados a grandes peligros". La Iglesia en nuestro país se encuentra en una época de grandes peligros, y la pandemia del Covid-19 ha intensificado en cierto modo estos desafíos. Pero el Señor ha previsto grandes fines para nosotros.  Rezamos por los dones, incluyendo la capacidad y la voluntad de cambio, así como el espíritu de sacrificio de San Damián, que nos ayudarán a realizar esos fines. jc