Sister Moon | Hermana Luna

Memorial of St. John of the Cross

Numbers 24:2-7, 15-17a; Matthew 21:23-27

A couple of weeks ago, we were again blessed with a full moon. Although they’re sometimes associated with various forms of lunacy, full moons in rural areas like Santa Ynez are signs of hope and God’s goodness. On a clear night, they shine so brightly that one can walk outside without a flashlight or drive on the road without headlights (which I am not recommending!).

Giving glory to God in his Canticle of the Creatures, St. Francis addressed the moon as his sister. But the moon, as beautiful as it is, cannot generate her own light. She depends on her brother, the sun, and reflects his light (or not) in her various phases.

Balaam the seer could not curse Israel as Balak, King of the Moabites, demanded.  Because his eye was true and he heard and knew what God spoke and knew, he could only bless Israel, much to Balak’s consternation. 

Jesus, both sun and moon, “the Only Begotten Son of God…God from God, Light from Light,” could only be the Messiah his Father willed for the world. The chief priests and elders, however, would not accept him and questioned his authority. 

Lord, help us to accept you and your gospel on your own terms. May we always walk in your light even when we, like St. John of the Cross, experience the dark night of the soul.  jc

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14 de diciembre de 2020

San Juan de la Cruz

Números 24:2-7, 15-17a; Mateo 21:23-27

Hace un par de semanas, fuimos bendecidos de nuevo con la luna llena.  Aunque a veces se asocian con varias formas de locura, las lunas llenas en zonas rurales como Santa Ynez son signos de esperanza y de la bondad de Dios.  En una noche clara, brillan tan intensamente que uno puede salir a la calle sin una linterna o conducir por la carretera sin faros (¡lo cual no recomiendo!).

Dando gloria a Dios en su Cántico de las Criaturas, San Francisco se dirigió a la luna como su hermana.  Pero la luna, tan hermosa como es, no puede generar su propia luz.  Ella depende de su hermano, el sol, y refleja su luz (o no) en sus diversas fases.

Balaam el vidente no podía maldecir a Israel como exigía Balak, rey de los moabitas.  Porque su ojo era verdadero y escuchaba y sabía lo que Dios hablaba y sabía, sólo podía bendecir a Israel, para consternación de Balak. 

Jesús, tanto el sol como la luna, "el Hijo Unigénito de Dios... Dios de Dios, Luz de Luz", sólo podía ser el Mesías que su Padre quería para el mundo.  Los jefes de los sacerdotes y los ancianos, sin embargo, no lo aceptaron y cuestionaron su autoridad. 

Señor, ayúdanos a aceptarte a ti y a tu evangelio en tus propios términos.  Que siempre caminemos en tu luz, incluso cuando, como San Juan de la Cruz, experimentemos la noche oscura del alma. jc