The Season of Mercy

Memorial of St. Frances of Rome

Daniel 3:25, 34-43; Matthew 18:21-55

The prayer of Azariah (Meshach) in the fiery furnace and the parable of the unforgiving servant show us that mercy is like many other precious things:  It’s widely and eagerly sought but not always widely and eagerly shared.

Azariah and his two friends found themselves in immediate peril because of their fidelity to God and their refusal to commit idolatry.  But their people faced the broader peril of exile because of their infidelity to God and the covenant.  Standing in the flames, Azariah offered a prayer of lament and hope: lament over his people’s sins and hope in God’s goodness and mercy.  He and his friends were saved.

The servant in Jesus’ parable was saved, along with his family, from slavery by a generous and merciful king.  His astronomical and impossible debt was wiped away. Freshly forgiven, he promptly forgot the mercy he received. He attacked another man who owed him a tiny fraction of his former debt to the king.  His lack of compassion led to his ruin.

Lent is a season of mercy. We pray that we will welcome this gift from God and more generously share it with others. jc

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9 de marzo de 2021

Memoria de Santa Francisca de Roma

Daniel 3, 25, 34-43; Mateo 18, 21-55

La oración de Azarías (Mesac) en el horno de fuego y la parábola del siervo que no perdona nos muestran que la misericordia es como muchas otras cosas preciosas:  Se busca ampliamente y con entusiasmo, pero no siempre se comparte ampliamente y con entusiasmo.

Azarías y sus dos amigos se encontraron en un peligro inmediato por su fidelidad a Dios y su negativa a cometer idolatría.  Pero su pueblo se enfrentaba al peligro más amplio del exilio por su infidelidad a Dios y a la alianza.  De pie entre las llamas, Azarías ofreció una oración de lamento y esperanza: lamento por los pecados de su pueblo y esperanza en la bondad y la misericordia de Dios.  Él y sus amigos se salvaron.

El siervo de la parábola de Jesús fue salvado, junto con su familia, de la esclavitud por un rey generoso y misericordioso.  Su deuda astronómica e imposible fue borrada. Recién perdonado, olvidó rápidamente la misericordia recibida. Atacó a otro hombre que le debía una mínima parte de su antigua deuda con el rey.  Su falta de compasión le llevó a la ruina.

La Cuaresma es un tiempo de misericordia. Rezamos para que acojamos este don de Dios y lo compartamos más generosamente con los demás. jc