Trials and Tribulations | Pruebas y Tribulaciones

St. Francis Anthony Fasani
Daniel 7:15-27; Luke 21:34-36

As we come to the last day of our liturgical year, our scripture readings describe times of great trial and tribulation for God’s people. The Book of Daniel is set in the time of the Babylonian Exile, but it was written centuries later, during the time of the Seleucid Dynasty and the spread of Hellenism in Palestine and many other places in that part of the world. The Gospel of Luke was written during the Roman Empire and after the fall of Jerusalem and the destruction of the temple.

Although our world today is far different than biblical times, God’s people still face trials and tribulations. Some of them, like persecution, materialism, pandemics, and idolatry, are familiar. Others, like the challenges posed by technologies that can alter our neural pathways, are more contemporary.

Whether our trials are modern or timeless, the good news is that God is always faithful. God never abandons his people. As we look toward another Advent season, we prepare to reflect on these truths anew, and to recall that God’s love for us is so profound and personal that God became one of us in all things but sin. - jc 

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San Francisco Antonio Fasani
Daniel 7,15-27; Lucas 21,34-36

Al llegar al último día de nuestro año litúrgico, nuestras lecturas bíblicas describen tiempos de gran prueba y tribulación para el pueblo de Dios. El Libro de Daniel está ambientado en la época del exilio babilónico, pero fue escrito siglos más tarde, durante la época de la dinastía seléucida y la difusión del helenismo en Palestina y en muchos otros lugares de esa parte del mundo. El Evangelio de Lucas fue escrito durante el Imperio Romano y después de la caída de Jerusalén y la destrucción del templo.

Aunque nuestro mundo actual es muy diferente al de los tiempos bíblicos, el pueblo de Dios sigue enfrentándose a pruebas y tribulaciones. Algunas de ellas, como la persecución, el materialismo, las pandemias y la idolatría, son familiares. Otras, como los desafíos que plantean las tecnologías que pueden alterar nuestras vías neuronales, son más contemporáneas.

Independientemente de que nuestras pruebas sean modernas o intemporales, la buena noticia es que Dios siempre es fiel. Dios nunca abandona a su pueblo. Mientras miramos hacia otro tiempo de Adviento, nos preparamos para reflexionar de nuevo sobre estas verdades, y para recordar que el amor de Dios por nosotros es tan profundo y personal que Dios se hizo uno de nosotros en todo menos en el pecado. - jc